jueves, 13 de febrero de 2014

Gritos

    Gritos por los pasillos, gritos en los cambios de horas, gritos en los recreos, gritos al salir…gritos, gritos, gritos…Familiares, abominables, eufóricos, desolados…Envueltos por decibelios de sobra, aparecimos en silencio frente al grito por excelencia, el icono expresionista creado por Eduard Munch (1893).

      La figura andrógina acapara la atención representando por una parte al hombre moderno en un momento de profunda angustia y desesperación existencial, y por otra, simbolizando la incomprensión y la crítica hacia la nueva organización socioeconómica de su tiempo, que Munch no entendía.



    Los españoles somos conocidos porque gritamos mucho, yo vivo en Extremadura, aquí se grita mucho, pero dicen que en Andalucía se grita más. En mi instituto dicen los profesores que se nos escucha desde la rampa,pues yo diría que en Sevilla se les escucharía desde el patio y en Cádiz se les escucharía desde la manzana de enfrente,si dicen que allí se grita más será así. Si subimos más al norte,por ejemplo,en Madrid se habla normal, ni alto ni bajo.Pero si ya nos vamos a Galicia, Asturias, o cualquier punto del norte, sólo oyes lo que dicen si estas a su lado,sino,les oyes pero no sabes lo que están diciendo,Yo he ido a Santander, a Oviedo, a San Sebastián y está más que comprobado.

       He exagerado un poco con esto de si se grita más al sur y al norte no pero era lo que quería sólo por añadirle un poco de humor al texto.
Rafael Pino 


     Intentamos encender las linternas pero no funcionaban, era todo muy oscuro, pero con el reflejo de la luna nos conformábamos para ver. Había sillones rajados, y el suelo estaba pegajoso, unas escaleras se hallaban delante de nosotros faltaban peldaños pero se subían bien. En el piso de arriba, se escuchaban susurro, y todos nos quedamos pálidos, pensamos en irnos, pero cuando nos dispusimos a ello, una mujer se nos presentó delante y gritó, gritó tanto que estalló los cristales, y eso en mis oídos era muy doloroso. Una compañera la quiso empujar pero al hacerlo, esta se cayó por las escaleras. Todos gritamos al saber que era un fantasma y salimos corriendo, desde ese día, esa casa pasó a llamarse "La casa de los gritos". 
Estefania Barroso Guillén


     Nos quedamos roncos de tanto gritar. Grito desde mi infancia, lo hago en mi adolescencia y seguiré haciendolo en mi juventud y madurez, aunque intentaré hacerlo  lo menos posible, es molesto y queda muy feo.
Intentaré solucionarlo hablando y dialogando.
Grito para mandar hacer algo.
Grito de miedo, alegría.
Grtio para hacer una llamada de atención.
Grito para que se me escuche y exponer mis ideas y razones.
¡NO GRITES, DIALOGA!
 María Ledo Bernet



     Los padres tenían que irse a trabajar y decidieron dejarla al cuidado de la niñera. Mientras jugaba, comenzó a oír gritos. Salió de su habitación muy asustada pero no encontró nada ni nadie. Volvió dentro.
     Pasadas cinco horas, sus padres regresaron. La niña corrió a contárselo todo pero pensaron que solo quería llamar la atención. Esa misma noche, la madre escuchó esas voces y el padre también.
     Fueron a buscarla a su habitación, y se mudaron a casa de un familiar cercano. Él,les contó la leyenda de aquel lugar y finalmente, cambiaron de casa.

Elisabeth Torres Esteban

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